Existen dos modalidades diferentes a la hora de adiestrar a tu perro y querer enseñarle o corregir determinadas conductas.

Adiestramiento tradicional

El adiestramiento tradicional tiene su origen en el entrenamiento de perros militares durante la I y la II guerra mundial, que luego se aplicó en perros domésticos. Son más ejercicios de obediencia, orden y mando, que ejercicios que sirvan, de verdad, para corregir problemas de conducta. Todo lo contrario, incluso puede empeorar comportamientos del perro.

Se basa en la enseñanza y en las correcciones de conductas no deseadas a través de refuerzos negativos y de castigos en positivo.

El perro obedece por miedo y porque se siente sometido. Lo único que pretende es evitar algo desagradable para él, que le peguen o le chillen, pero esto no le hace sentirse motivado, ni va a hacer que tenga interés por querer seguir aprendiendo. Lo cual afecta a su bienestar y a tu relación con él.

El perro debe confiar en ti y sentirse seguro contigo. El uso de métodos agresivos puede estropear vuestra complicidad. Se puede ser autoritario pero no violento, porque para nada es necesario que tu perro te tenga miedo para que te respete o te obedezca.

Además emplear la fuerza o humillarle puede causar efectos no deseados. Si provocas una confrontación con él, puede llegar un momento en que reaccione de una manera agresiva.

Y, aún más, hay que saber muy bien como emplearlo y saber perfectamente en qué momento comenzar o quitar un castigo. De lo contrario podemos estar usándolo tan mal que confundamos al perro, empeorando el problema.

Como conclusión, piensa por un momento en qué método de enseñanza te gustaría para ti. Uno impuesto a base de castigos, con un miedo permanente a equivocarte porque sino recibes un golpe. O uno en el que te sintieras más cómodo, animado y con ganas de seguir aprendiendo a base de incentivos cada vez que acertaras.

Adiestramiento en positivo

Y mientras que el entrenamiento tradicional, antes mencionado, se centra en los errores y en castigarlos para que no se repitan, el adiestramiento positivo, se basa en premiar los comportamientos correctos con el objetivo de que estos se repitan con más frecuencia.

Ocurre el comportamiento deseado y, como consecuencia aparece el refuerzo positivo. Dicho refuerzo agradable puede ser: comida, caricias, palabras cariñosas o su juguete más preciado. De esta manera, el perro aprende mejor, más rápido y de una forma más sana.

Por supuesto que en el adiestramiento en positivo existen también las correcciones o decirle «¡No!» en un momento determinado, pero el perro debe divertirse y sentirse bien y motivado. Lo ideal es que aprenda jugando y que tú seas con él lo más previsible posible.

¿No crees que es la manera más preferible para enseñarle a tu perro? 😉