Los perros del Titanic
En el trágico hundimiento del Titanic, el 15 de abril de 1912, también perdieron la vida algunos animales. En este impresionante barco, se encontraban los perros de algunos pasajeros de primera clase. Su billete costaba lo mismo que el de un niño.
Tenían un lugar adaptado para ellos, con unas jaulas amplias, confortables y con un sistema calefactor. Durante el día, era el carpintero del buque quien sacaba a pasear a los perros por la cubierta de popa, utilizada por los pasajeros de tercera clase.
Se estima que en el Titanic había 12 perros a bordo.
Fue el coronel, John Jacob Astor, quien en el último momento, liberó a todos los perros abriendo sus jaulas y dejándolos libres por cubierta. Por desgracia, él y su querida Airedale Terrier, llamada Kitty, fallecieron.
¿Qué perros sobrevivieron?
Tan sólo 3 de ellos: dos Pomerania y un Pekinés. Fue su pequeño tamaño lo que les ayudó a ser salvados.
La Pomerania, llamada Lady, era propiedad de Margaret Hays. Ésta, envolvió a su perra en una manta y se introdujo con ella en el bote salvavidas. El resto de pasajeros pensaron que era un bebé.
Otro Pomerania, propiedad de Elizabeth Rothschild, tuvo la suerte de estar en ese momento con su dueña en el camarote, quien no dudó en cogerlo y ocultarlo bajo su abrigo. De hecho se negó a subir al Carpathia, el barco que posteriormente socorrió a los náufragos, si no era con su perro.
Un Pekinés, Sun Yat-Sen, de Henry y Myra Harper, tuvo la misma suerte. En ese momento estaban juntos y fueron de las primeras personas en subirse a un bote y, como entonces, parecía sobrar sitio, nadie les puso ninguna objeción.
El resto de perros, un Caniche, un Chow, chow, un Bull-dog francés, un Pekinés, un Dogo Alemán (cuya dueña se negó a abandonarlo y ambos murieron) y un Fox Terrier (entre otros) se sumaron a la lista de no supervivientes, pasando a formar parte de la historia.