En nuestra sociedad, estamos acostumbrados a usar diariamente, y sin ningún tipo de miramiento, las tradicionales bolsas de plástico. Incluso nos permitimos el lujo de usarlas una vez y después tirarlas. Con ello provocamos muchos residuos que tardan en descomponerse cientos de años y que contaminan tierra y mar.

Nueva normativa para los comercios

Por si aún no te has enterado, desde el pasado 1 de julio del 2018 todos los comercios se han visto obligados a cobrar las bolsas de plástico.

Aunque estarán exentas las bolsas muy ligeras, (de menos de 15 micras), que son las usadas por razones de higiene o para productos a granel.

Y esto es sólo el principio porque a partir del 1 de enero del 2020, por un lado, se prohibirán completamente las bolsas de plástico fragmentables u oxodegradables, que son las que, una vez desechadas, se transforman en micro-fragmentos y son especialmente dañinas por su gran contenido en aditivos. Y, por otro lado, las de mayor grosor (50 micras) deberán llevar, al menos, un 50% de material reciclado.

Finalmente, el 1 de enero del 2021 se prohibirán todas las bolsas de plástico, tanto ligeras como muy ligeras, debiéndolas sustituir por bolsas compostables que cumplan la normativa impuesta y aprobada por la UE. Es decir, bolsas biodegradables que en contacto con el resto de residuos orgánicos se convierten en abono y obviamente, no contaminan.

Con esta medida, con la cual estamos totalmente de acuerdo, se pretende fomentar la reducción del consumo de bolsas de plástico e incluso provocar su total y necesaria desaparición. Incrementando así, el uso de bolsas biodegradables o el uso de bolsas como las de tela ligera. Así que sería bueno ir cambiando ya de hábitos, rechazar cualquier tipo de bolsa de plástico y acostumbrarnos a llevar siempre encima nuestras propias bolsas ecológicas.

Personalmente, las de de tela son una buena opción: duran mucho tiempo, las puedes lavar y además puedes tener la tuya propia personalizada o con algún mensaje o dibujo bonito. ¿Has visto las nuestras? 😉